jueves, 1 de febrero de 2007

El Escudo y la Bandera de la Universidad

“Rocafuerte creyó en el respeto al Derecho internacional, ordenó su estudio en la Universidad en la Ley de Educación.

La instrucción, según esta Ley, tenía al frente una Dirección General de Estudios, compuesto de tres individuos de los cuales uno será Doctor en Medicina, otro en jurisprudencia y otro en teología. (1).

En lo tocante a la enseñanza superior, la Ley concreta su primer artículo dotando a la Universidad de un escudo que hablará de sus blasones:

Art. 1. Usará la Universidad un escudo dividido en dos campos horizontales: en el superior estará representando una llama esparciendo rayos en el campo amarillo; en el inferior habrá, en fondo verde, un libro sobre el cual se crucen un compás y una pluma; en las partes laterales e inferiores estará orlado con la bandera del Poder Ejecutivo y terminará en la parte superior en quince estrellas dispuestas en forma de corona.

Art. 2. Alrededor del escudo que se coloque en la fachada de la Universidad; se escribirá lo siguiente: “Omnium Potentior east Sapientia”.

Categóricamente designa después por su nombre actual a la Universidad.

Art. 7. La Universidad de Quito es la Central de la República del Ecuador.

“Para cumplir con una aspiración generalmente observada por los Centros Docentes de Educación Superior, a pedido del Sr. Rector, El Consejo Universitario expidió las siguientes resoluciones, convocando a concurso para la confección del HIMNO UNIVERSITARIO, así como determinando los colores de la Bandera y el uso de insignias. He aquí los dictámenes del Consejo. (2)

El Consejo Universitario de la Central

En uso de las atribuciones que le conceden los Estatutos:

Decreta:

Art. 1º. La bandera de la Universidad Central tendrá los colores rojo escarlata y azul cobalto, debiendo ser de tres metros de largo, por un metro cincuenta centímetros de ancho. La franja azul, que llevará las letras U.C. de color blanco, se colocará diagonalmente, en el campo rojo, debiendo ser el ancho de la faja, la mitad del ancho total de la bandera, o sea, en este caso, 0.75 ctms.;

Art. 2º. La Bandera Universitaria, se izará en toda ocasión que disponga el Reglamento Interno y en las festividades patrias universitarias.

Art. 3º. En las fiestas patrias se izará también el Pabellón Nacional;
Dado en la Sala de Sesiones del Concejo Universitario en Quito, a 25 de julio de 1930,

El Presidente El Secretario General
(f) Dr. Aurelio Mosquera N. (f) M. E. Cadena Arteaga »

Misión - Visión - Objetivos

En el Estatuto de la Universidad Central del Ecuador, Ley de Educación Superior, Reglamento a la Ley de Educación Superior se define su:

Misión
La Universidad Central del Ecuador forma profesionales críticos de nivel superior, comprometidos con la verdad, justicia, equidad, solidaridad, valores éticos y morales; genera ciencia, conocimiento, tecnología, cultura y arte; y, crea espacios para el análisis y solución de los problemas nacionales.

Visión

La Universidad Central del Ecuador continuará en el liderazgo de la educación superior, de la producción de ciencia, tecnología, cultura y arte y en la formación profesional con profunda responsabilidad social.

Principios, Fines y Objetivos

Son principios fundamentales:

La Universidad Central Del Ecuador se fundamenta en los principios de autonomía, laicismo y democracia; en el respeto a las corrientes del pensamiento universal; en la libertad de pensamiento y expresión; en el ejercicio de la docencia con libertad de cátedra, la investigación y la extensión o vinculación con la colectividad; en la participación de los estamentos en el gobierno de la Universidad. Esta abierta a las relaciones nacionales e internacionales, sin menoscabo de la soberanía nacional y autonomía universitaria.

La Universidad Central permanece al margen de las actividades políticas de partido, religiosas o de grupo; por lo mismo, sus órganos de gobierno, autoridades y estamentos no pueden tomar su nombre en tales actividades.



Son fines de la Universidad Central del Ecuador:

Contribuir al desarrollo de la nación, de las nacionalidades, etnias y demás grupos humanos del Ecuador, mediante la investigación científica, tecnológica, cultural y artística
Proponer soluciones a los problemas del país, con miras a crear una sociedad justa y solidaria.
Recuperar, desarrollar, fortalecer y difundir las culturas del Ecuador.
Promover, fortalecer y difundir la investigación científica, tecnológica, cultural y artística.


Son objetivos de la Universidad Central del Ecuador:

Formar y capacitar profesionales éticos, humanistas y competentes de pregrado y postgrado, con excelencia académica, de acuerdo con las necesidades del país.

Investigar multi, Inter. Y transdisciplinariamente los problemas fundamentales de la sociedad y proponer alternativas de solución para superar las inequidades, con la incorporación de visiones de clase, etnia, género, ambiente e interculturidad.

Promover y difundir el desarrollo del conocimiento, la ciencia, la filosofía, el arte y la tecnología, acorde con la realidad plurinacional y multicultural del país.

Promover y ejecutar programas y proyectos de extensión universitaria o de vinculación con la colectividad, de preferencia con los sectores populares.

Producir bienes y ofertar servicios que contribuyan al fortalecimiento científico, tecnológico y a la autogestión de la Universidad Central.

Establecer y desarrollar vínculos de colaboración e intercambio con universidades e instituciones científicas del mundo.

Breve historia de la universidad

La Universidad Central tiene sus orígenes en las universidades de San Fulgencio, San Gregorio y Santo Tomás de Aquino.

Universidad de San Fulgencio.- De conformidad con la bula papal de 20 de agosto de 1586, los religiosos agustinos fundaron en Quito La Universidad de San Fulgencio.

Fueron iniciadores los padres: Agustín Rodríguez, Diego Molineros, Alonso de Paz, Alonso de la Fuente y Juan Figueroa.

En esta primera Universidad quiteña, se enseñaba Arte, Teología y Derecho Canónigo. Se concedía los títulos de: Bachiller, Maestro y Doctor en la Sagrada Teología; lo cual se lo hacía con excesiva liberalidad. Además, en la práctica las enseñanzas no tenían gran importancia, fue por eso que por cédula real, de 25 de agosto de 1786, el rey Carlos III prohibió que este centro de estudios confiera grados.

Universidad de San Gregorio: Cuando los jesuitas llegaron a Quito, teniendo la fama de maestros capacitados, fueron requeridos por el Cabildo Eclesiástico para que se hiciera cargo del Seminario creado años atrás y que impartía enseñanzas sobre Lengua Latina, Cómputo Eclesiástico y Canto Gregoriano. Aquellos añadieron a estas materias las de Humanidades y Filosofía, con resultados positivos. Se prestigió, así, el Seminario de San Luis, que en corto lapso fue elevado a la categoría universitaria, naciendo, en el año de 1622 la “Real y Pontificia Universidad de San Gregorio Magno”.

Gran éxito alcanzó esta Universidad. Tanto que era equiparada con las de Lima y México.

Universidad de Santo Tomás de Aquino: La orden dominicana, por su parte, considerando el crecimiento de la población y observando la necesidad de que existiera otro centro cultural que impartiese sus enseñanzas a quienes lo requieren, creó el Seminario llamado “Convictorio de San Fernando”. El Rey, bajo cuya protección se lo puso, le concedió una serie de privilegios que terminaron por malograr la obra jesuita.

En 1786 el Seminario Dominicano se convirtió en la “Universidad de Santo Tomás de Aquino de la Ciudad de Quito”.

En ese mismo año fue suprimida la Universidad de San Gregorio y en el decreto real de supresión se convirtió en pública a la de Santo Tomás, abriéndose de esta manera las puertas de su enseñanza a los particulares.

La Universidad de Santo Tomás de Aquino conservó su carácter inicial hasta 1822. Entre sus cátedras se contaban las de Derecho Público, Medicina, Filosofía, Política personal y Gubernativa y Economía Pública.

Universidad Central del Sur de Colombia: Bajo la influencia de las ideas libertarias del siglo XVIII, los pueblos que componían las colonias españolas sintieron la necesidad de configurar su existencia de Estados soberanos, en igualdad política con las otras sociedades estatales. Así surgió en el extremo Noroccidental de América del Sur, la Gran Colombia.

Uno de los primeros pasos del gobierno independiente criollo fue impulsar la educación y la cultura. El Congreso de Cundinamarca dispuso, el 18 de marzo de 1826, la creación de Universidades Centrales en cada uno de los Departamentos que integraban la Unidad Gran Colombiana. De esa manera apareció la figura de la Universidad Central del Ecuador, en Quito.

La Universidad desde 1830: Fue precisamente en el Salón Máximo de esta universidad donde, en mayo de 1830, se resolvió la separación del Ecuador de la Gran Colombia.

Entre los años de 1830 y 1895 la universidad debe pasar por una serie de vicisitudes, entre las que se encuentra su supresión por breve lapso. Un hecho digno de mencionar fue la disposición contenida en el Decreto de la Asamblea Constituyente de 1897, que determinó que el nombre de la Universidad sea “Universidad Central de Santo Tomás de Aquino”.

En 1925, obtuvo completa autonomía en lo técnico y en lo administrativo. La autonomía fue consagrada en la Ley de Educación Superior de 1983.

De 1963 hasta el presente, la Universidad Central ha sido centinela viril de los derechos humanos, y el 29 de marzo de 1966 emergió más augusta y dignificada, después del ataque militar que holló sus predios. (En CASONA: órgano informativo; Temas: Universidad Central del Ecuador. Quito, abril 1992).

Himno de la Universidad Central del Ecuador

EL CONSEJO DE LA UNIVERSIDAD DE LA CENTRAL (3)

Considerando:

Que el espíritu de la juventud universitaria debe traducirse en un Himno, que sea la expresión de sus ideales; concretando así las aspiraciones y sentimientos de la institución:

ACUERDA:

Convocar un concurso para la composición de la letra del Himno Universitario de la
Central;
Los trabajos recibirá el Señor Secretario General, firmados son pseudónimo y
Acompañados del sobre en el que se halle la tarjeta con el nombre del autor o
Autores.
Designar a los señores Dr. Manuel María Sánchez, Ministro de Educación Pública, que lo presidirá; Dr. Aurelio Mosquera N., Rector de la Universidad Central; y, don Francisco Gómez, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, Miembros del Jurado Calificador, debiendo actuar como Secretario, el mismo del Plantel.
Declarar abierto este concurso desde el 1º de Marzo próximo venidero hasta el 30 de abril del presente año; y,
Otorgar un premio de QUNIENTOS SUCRES, al vencedor de este concurso.

Dado en la Sala de Sesiones del Consejo Universitario, en Quito, a 27 de febrero de 1931.

(f) Dr. Aurelio Mosquera N. (f) M.E. Cadena Arteaga
Rector Presidente del Consejo Secretario General

HIMNO DE LA UNIVERSIDAD

Letra: Remigio Romero y Cordero
Música: Sixto María Durán
Coro

Aborigen lo mismo que ibérica,
Entre el mar y volcán de granito,
Juventud de la Raza de América,
Somos fuerza de América en Quito

Estrofa Primera

Esta casa, en verdad, es nosotros,
Como pueblo de nueva simiente;
Más la casa está a abierta a vosotros,
Estudiantes que da el Continente.
Hospedaos aquí, de camino;
Y, y una vez oprimida la diestra,
¡a gestar el inmenso destino
de la América Joven, que es la nuestra!

Estrofa Segunda

Ciencias, artes, saber y deporte.
Ya la noble casona os presiente,
Camaradas del Austro y del Norte,
Compañeros de Oriente y Poniente.
Distinguirla sabréis en la Sierra,
Porque, alzada del valle profundo,
!se levanta en mitad de la Tierra,
bajo el sol más hermoso del mundo¡

Fotografías

















La Universidad y la Patria

Universidad y la Patria
(Selección)
Alfredo Pérez Guerrero

“Una Patria es una tarea de los días que pasan y de los días que vienen. Tarea confiada a todos: al obrero y al artista; al sabio y al político; al economista y al comerciante; al niño, al joven, al adulto y al anciano, a la mujer y al hombre. La conciencia de la unidad de esa tarea, el amor a la obra que será su resultado, el sentido de que el fracaso o el éxito depende de todos; del humilde y del grande, del inteligente y del ignorante, del pobre y del rico, eso es la Patria.

Conciencia de unidad vital y espiritual; fe en que el esfuerzo de cada uno es grande y sagrado, porque ha de modelar una forma perenne e indestructible; visión de cumbres hacia las cuales ascienden nuestros senderos: eso es la Patria.

No es Patria el trabajo del esclavo o del siervo que levanta pirámides que desafían a los siglos; no es Patria, el caudillo y la espada o el látigo dispuestos para acallar toda voz y todo pensamiento. No son la Patria las grandes carreteras, los inmensos edificios, los inventos prodigiosos de la industria, el frenesí de la riqueza material, la estridencia de los combates y de los triunfos guerreros para sojuzgar pueblos y conquistar territorios. No. La Patria es el más íntimo latido del corazón y el más luminoso destello del espíritu, cuando ese latido y ese destello son de todos los hombres que forman un pueblo en un recinto geográfico; cuando esos hombres saben que son tales y no solamente instrumentos o seres inferiores a los cuales se les arroja el pan del sustento; cuando están enriquecidos por ese tesoro de Libertad que con nada puede cambiarse, porque es esencia de humanidad sin la cual el hombre deja de serlo y renuncia a su prorrogativa más alta.

La Patria se construye todos los días, a partir de algún cimiento perdido en la penumbra o en la noche del pasado; desde alguna simiente hundida en lo profundo que no sabemos quien lo sembró ni porque milagro fue henchida por las sabias de la tierra y por las savias de la luz, para echar raíces como manos afanosas que extraen esencias de la oscuridad profunda, para subirlas hacia fuera, hacia la gloria del viento y del sol, y transformarlas en tronco y en ramas, en la alquimia verde de las hojas innumerables y en el aroma y dulzura de las flores y los frutos.

Una Patria es su pasado que vive y vibra en el presente como un estímulo y como ejemplo; es también ese presente de hoy que se nutre de las fuerzas y de las esencias del pasado, para dirigirse hacia un mañana mejor que el ayer y el hoy, un mañana en cuyo horizonte hay nuevas auroras, nuevas esperanzas y cumbres más altas. Por eso, toda Patria es un devenir, una vivencia, un hacer que deshace y deja atrás la impedimenta que retardaría su marcha y su lucha contra lo desconocido del mañana. Porque aunque el pasado es inspiración y estímulo, no puede ser copiado ni repetido, ni puede conservarse indefinidamente: todo pasado es irreversible y es menester que lo sea, puesto que, en caso contrario se detendría la vida y desaparecería entre las ruinas de una civilización lo que es su espíritu y su fuerza: el impulso hacia adelante, el sentido de aventura que es consubstancial a la historia del hombre y al afán creador sin el cual todo se disgrega y se dispersa en ceniza y polvo de recuerdos.

No sabemos cuando nació ese anhelo y esperanza, ni cuando lograron crear lazos profundos e irrompibles entre los hombres que habitan este pequeño territorio. Las simientes fueron regadas y fecundadas a través de los varios siglos de nuestra historia. Quizá fue traída por los hombres que ascendieron desde el mar a la meseta de quito; quizá fue abonada por la sangre de caranquis, puruhaes y huancavilcas, en la prehistoria de la lucha contra los emperadores del Tahuantinsuyo. Seguramente, el genio místico y poderoso de España trajo a estas tierras de América con su idioma, la esencia de su espíritu y la llama que había de fundir en amor y en dolor virtudes aborígenes con virtudes hispanas, en esa gestación silenciosa de varios siglos que fue la Colonia.

Tema vasto y profundo el de analizar la función de la Universidad en el pensamiento y en la cultura de la Patria. La tesis impone la necesidad de un estudio del pasado y del presente de la Universidad ecuatoriana, a fin de medir y apreciar sus virtudes y su acción de ayer y de hoy, y a fin de anticipar lo que la Universidad seguirá siendo en el mañana. El pasado y el presente contienen en sí la promesa y la esperanza del futuro; y aunque éste es siempre incierto y contingente, porque el pensar y el actuar del hombre ha sido y será una aventura, no obstante cada generación traza con sus ideales y sus sentimientos el camino del futuro. Tenemos derecho de afirmar que la Universidad ecuatoriana seguirá cumpliendo en el mañana su misión de forjadora de la cultura y la ciencia y, sobre todo, de creadora de la Patria.

Por todo esto, es menester retroceder al paso y estimar sus enseñanzas y es menester también contemplar con severidad y con imparcialidad el presente en que vivimos, la etapa a que hemos llegado, los problemas que nos corresponde a nosotros plantear y resolver.

Debemos pensar que estamos al comienzo del camino y que la meta se halla muy distante. Por mucho que hayan realizado las generaciones pasadas, nuestra tarea es inmensa, esta tarea para esta generación y para otras que vendrán después”.

“Ante todo es preciso estructurar y organizar debidamente la Universidad Ecuatoriana que no es universidad de Quito o la de Guayaquil o la de Cuenca o la de Loja. Todas estas no son sino un aspecto de la Universidad, y cada una de ellas debe coordinar sus esfuerzos y sus propósitos con las demás, de tal manera que, en medio de la diversidad de investigaciones y de planes de acción, estén unidas por el lazo firme de una sola fe y de un solo ideal de que esta Patria nuestra, tan pequeña, tan martirizada y engañada, alcanzará la cumbre de sus destinos en América”. (En Anales: Nueva Epoca Nº 2, 2002. Publicación Oficial de la Universidad Central del Ecuador).